"¿Cómo obtienes tanto favor de tu lado? Acéptalo como tu Señor y Salvador, le respondí" (Kanye West, On God).
Después de muchas fechas falsas y supuestos retrasos en la masterización, "Jesus Is King" el noveno álbum de estudio de Kanye West llegó a todas las plataformas digitales. Como recordarán West prometió que nunca más volvería a sacar un disco en físico, así como ahora dijo que ya nunca más volverá hacer toda la música del diablo que hacía para predicar la palabra del señor por medio de sus canciones. Pues una pena, porque eso significa que el Kanye West que conocíamos en todo su sentido musical, ha muerto definitivamente (confirmando lo que ya suponíamos tras el disco del año pasado).
Probablemente este "click religioso" se le dio al rapero durante el proceso de Yandhi, un álbum suyo que nunca sacó por encontrarse arrepentido a último momento por del tipo de mensajes que estaba dando (Hay que recordar que "I Love It" iba a ser una canción de ese disco) y pensó radicalmente en una reconversión.
De igual forma, demos de ese trabajo se filtraron en la web y ahora que tenemos a "Jesus Is King" al alcance de nuestros oídos podemos confirmar que aquellas canciones sin terminar sonaban mucho más interesantes que las que escuchamos en este disco azul. ¿Será porque asumimos que la música religiosa siempre es mala? o en realidad Kanye ya perdió el rumbo y cada vez hace música menos interesante progresivamente. Me decanto por lo segundo.
Bien, vayamos ahora a las cosas resaltantes que tiene el material. Por suerte no todo es gospel, hay momentos en donde se imponen beats buenos pero que de igual forma no llegan a llenar las expectativas que habia generado el álbum.
La pista más descada del álbum, no solo por ser la mejor sino la más ambiciosa del trabajo, es "On God" una canción que trae devuelta al Kanye que tiraba versos sobre unos imponentes sintetizadores industriales en Yeezus. La producción corre a cargo de uno de sus discípulos recientes, Pi'erre Bourne el genio detrás de las bases de Playboi Carti que ya colaborara con el de Chicago en "Yikes" del decepcionante álbum "Ye".
En la pista, el autodenominado mejor artista de todos los tiempos, se pone a predicar la palabra con numerosas referencias de versículos bíblicos y nos pide aceptar Dios como nuestro salvador. También deja espacio para tocar temas personales como su accidente automovilístico del 2003 que casi le quita la vida o los problemas que tuvo con los Grammys.
Sí, tampoco es que digamos que la canción es novedosa por su sonido (me recuerda a una composición que ya he escuchado antes, me pondré a investigar sobre un posible sample) pero es por lo menos un halo de luz ante tanta oscuridad creativa en sus últimas obras. Kanye West sin embargo, espiritualmente se siente más iluminado que nunca, y eso no podemos reprocharle.
Puntaje de la canción
Especial para: Sorprender en la fiesta a tus amigos religiosos