“Cayó por fin el loco kamikaze. Creyó ubicar, su propio sol
naciente luego en su reino. Kamikaze comprendió su error al fin, morir así es
en vano” (Luis Alberto Spinetta, Kamikaze 1982)
-Toc Toc
- (Abriendo la puerta) Muy buenos días que se le ofrece
- Buenos días señor, ¿tendían usted y su familia un momento
para hablarles sobre Spinetta? (Hombres con camisas sosteniendo una caja con
las discografías del Flaco)
En la fecha de hoy el genio argentino Luis Alberto Spinetta
hubiera cumplido 68 años. En su honor, en el país vecino también hoy se celebra
el día del músico por cuarto año consecutivo.
Antes de empezar me disculpo, pues creo que las palabras que
escriba aquí como homenaje quedaran chicas para semejante artista. Se trata uno
de los responsables para la creación del rock español, el hombre con la
discografía más prolífica que pudo existir en nuestro idioma. El genio que
nunca gozo de la fama de merecía porque sencillamente no le gustaba, él solo
quería componer y que sus obras llegaran a los oídos de los demás.
Poseedor de la voz masculina más angelical de todos los
tiempos y de un virtuosismo en la guitarra gracias a uno de sus ídolos Jimi
Hendrix empezó a componer desde niño canciones que cualquier músico promedio en
toda su carrera no igualaría. Conocidos lo recuerdan como una excelente
persona, pacifica, que amaba la lectura y con quien podrías hablar de cualquier
rama del arte por horas. Sus letras tenían una riqueza literaria exuberante que
iba de lo filosófico a lo surreal y que volvían aún más bellas las melodías
imposibles que sacaba por medio de los instrumentos que ejecutaba.
En pocas palabras, Spinetta era el mejor modelo a seguir
para cualquier músico de habla hispana, el mismo Charly García pronunció cuando
lo llamaban a él un genio: “Si fuera genio, sería Spinetta”
Pero… ¿Cómo llegué yo hasta él? Seguramente igual a todo no
argentino entre 15 a 25 años, gracias al disco “Artaud” que fuera elegido el
mejor álbum de rock nacional de todos los tiempos por la Rolling Stone
Argentina.
Lo escuché sin haber oído nada de él previamente, en ese
tiempo ya tenía una vasta discografía de The Beatles, Pink Floyd, King Crimson,
Led Zeppelin y los tres de Jimi Hendrix como también ya había escuchado a Soda
Stereo, Andrés Calamaro y compañía, pero no sabía quién demonios era el
idolatrado Spinetta.
Muchos suelen decir que el disco con forma de hoja es uno de
los últimos que debes escuchar para conocerlo, y vaya que tenían razón, porque
el álbum a la primera vez me pareció el más raro en español que había oído hasta
ese momento. Bueno, más que raro se fue tornando interesante, porque cuando más
lo escuchaba, leía sobre él artista y el disco, más me fue gustando, tanto así
que decidí adentrarme de lleno a la discografía de quien apodaban singularmente
“El Flaco”. Esto en su momento me pareció algo arriesgado, puesto que se
suponía que Artaud era su obra maestra, y eso significaría que los otros
trabajos ya no serían igual de buenos que aquel. Pero… nunca pude estar más
equivocado.
Su discografía era terriblemente buena, con varios discos
que rozaban la excelencia. Obviamente con el tiempo fui eligiendo a mis
predilectos y el disco que les quiero reseñar hoy por motivo de su cumpleaños
es el que más me gusta de todos, dejando de lado el aspecto crítico y apelando
a lo sentimental. (De igual manera las puntaciones para el disco son con una
mirada siempre objetiva).
Mi disco favorito de Spinetta es “Kamikaze” de 1982, su
cuarto trabajo como solista pues ya había tenido varias bandas en su recorrido
como Almendra, Pescado Rabioso, Invisible y en esos años todavía seguía
trabajando con Spinetta Jade.
Desgraciadamente, como antecedente, el último disco en
solitario antes de Kamikaze para Luis Alberto fue el peor que le tocó hacer según
él en toda su carrera: “Only Love Can Sustain” un intento para hacer entrar a
Spinetta al mercado estadounidense en donde prácticamente lo obligaron a cantar
en inglés, donde él casi no tuvo que ver en la composición y donde para colmo
le decían cómo debía de cantar (¡Insentatos! ¡Queriéndole decir qué hacer al
genio!).
Todo lo descrito en el anterior se contrasta completamente
con lo que vemos en Kamikaze, un trabajo intimista, acústico, con todas las
canciones compuestas por él mismo y en donde se nota perfectamente la libertad
artística que tuvo en ese momento para así crear uno de los discos más
homogéneos de su carrera.
En esos momentos en Argentina se estaba desencadenando la
guerra de las Malvinas, lo que motivo a el Flaco para leer sobre temas bélicos.
En eso quedo fascinado por el libro “Los Kamikazes” de Fernando Castro que
hablaba sobre éstos personajes durante la Segunda Guerra Mundial. Esa obra sirvió
de inspiración para el Concepto de su nuevo disco, que luego decidió rellenar
por fin con canciones que había descartado en trabajos previos, adecuándolos a
este nuevo trabajo.
En este discazo con portada purpura de manchas borrosas que
dibujan la cara del músico en su inferior (y que años después los My Bloody
Valentine homenajearían sin saberlo) Spinetta no hace uso de alguna betería o
bajo, es solo él y su guitarra, un piano Rhodes y leves percusiones.
Eso me dio miedo al principio antes de escucharlo, ya que la
mayoría de los discos acústicos tienden a querer ser aburridos y monótonos (o sufren
ese prejuicio). Pero nada de eso ocurrió aquí, era temazo tras temazo, con armonías
bien spinettanianas que en sus casi 40 minutos no tenía un sólo momento de
desperdicio. Luis Alberto tenía 32 años cuando lanzó este trabajo, y aunque
desde Almendra sus discos siempre sonaron maduros, fue con éste que el
argentino alcanzo la madurez definitiva.
Reproducimos el disco y ya nos encontramos con una
particularidad, dos pares de acordes disonantes diciendo “Cayó, por fin” en
“Kamikaze” canción que habla sobre estos pilotos suicidas que según él
sacrificaban sus vidas en vidas en vano o de manera deshonrosa. Sin embargo, la
composición puede tener otra significación ya que el interior del álbum el
artista escribió sobre los “kamikazes de la vida creativa” y el flaco se
consideraba uno de ellos.
La sonoridad es muy parecida a su canción anterior Cantata
de Puentes Amarillos (la forma cambiante de la guitarra, los lalaleos) y
termina con el soplar de un viento que emula el paisaje que ha dejado el piloto
suicida al estrellarse con la superficie.
La segunda pista es “Ella También”, una de las mejores
canciones de amor escritas por el nacido en Bajo Belgrano, Buenos Aires. Sus
armonías son tan dulces que no extraña que se haya compuesto en la época de
Almendra y su letra pese a ser breve por medio de la poesía surrealista nos
dibuja las desfiguraciones que causa al mundo la mujer de sus sueños: “Sube a
las hojas y cae hasta el mar, como es que le puedo tocarle las manos”. Es
tocada enteramente por una guitarra acompañada de un piano ejecutado por Diego
Rapoport.
Otro de los temas principales del disco hace su aparición al
terminar el anterior, “Águila de Trueno” canción dedicada al líder de la
sublevación peruana contra el reino español, Tupac Amarú, otro personaje que
sacrificó su vida por una causa, siendo finalmente torturado y descuartizado
por caballos de manera cruel e injusta.
La composición dentro del álbum se presenta en 2 pistas,
pero en conjunto ella tiene tres partes definidas. La primera es narrada por el
mismo Tupac ya cuando está a punto de morir (“Águila de Trueno, ven a
consolarme”) con rasguidos potentes medio andinos y casi marchantes de
guitarra. La segunda parte es narrada por un narrador omnipresente (“Suenan las
campanas… habrán mandado pedirle a Gabriel que se junte con su cuerpo”) cuando
la canción se va tranquilizando de a poco despojándose de la tensa primera
sección.
En la tercera y última parte “Águila de Trueno II”, el
narrador es el mismo Spinetta, quien se muestra afectado por lo que le sucedió
al Inca (“Yo te estaba esperando, te diré que te sentí llorar”) pero reconoce
que ahora es un ser espiritual que se ha unido con el sol. Es el primer track
del disco donde escuchamos perfectamente una percusión que la vuelve casi
bailable y pese a su corta duración su potencia la vuelve uno de los momentos
destacados.
A continuación, el fantástico instrumental por el dúo de
guitarras de Spinetta y Martí, dos amigos que terminarían siendo los padres del
dúo funk Ilya Kuryaki y the Valderramas. La canción se llama “Almendra” en
honor a su ex banda y la melodía el más dulce que el mismísimo dulce de leche.
Y después, tenemos a la mejor canción de Kamikaze y una de
las mejores de toda la carrera del flaco, “Barro Tal Vez” que sorprendentemente
la compuso apenas a los 14 años. Una zamba con un arpegio bien reconocible que
te hace sumergir en ella inmediatamente y un fondo de grillos cantando que no
se trata de un sample, sino que fueron auténticos. El flaco nos expresa su
necesidad de cantar porque tiene de decir lo que siente y esta intención a su
vez se vuelve una canción, o barro tal vez. Mercedes Sosa ha hecho un cover de
la canción, y cuando eso ocurre es porque estamos hablando de un himno y
clásico latinoamericano.
“Ah, Basta de Pensar” es un tema únicamente a guitarra que
data de la época de Artaud, y tranquilamente pudo ser un bonus track de ese disco,
pero a Spinetta gracias a Dios no le gustaba esa vil forma comercial de vender
una reedición. Tan grande es la música de este señor que esta pista parece
extraída de una película, su final en fade out es magnífico.
“Aventura de La Abeja Reina” es una maldita obra maestra
infantil. Cuenta la historia de la abeja
que mientras paseaba feliz queda atrapada en una caverna, donde una voz
tenebrosa (la de Spinetta modificada, hasta tiene su propia risa de villano al
final) le advierte que nunca va a salir de allí, que al parecer es el infierno.
Pero nuestra amiga logra por medio de sus esfuerzos salir mientras unos
sintetizadores le acompañan. Una vez que lo logra observa que la lluvia ha
caído en el jardín. La instrumentación de esta canción es excelsa y progresiva,
aunque posee 2 silencios bastante necesarios para que el ritmo de la historia
fluya.
“Tu Amor es una vieja medalla” le sigue con tintes jazz
gracias al slide de una guitarra Ovation que toma protagonismo. Los rasguidos
le dan ese suspenso a la letra que habla sobre que un amor perdido que él desea
volver a encontrar. “Quedándote o Yéndote (Y deberías)” es la penúltima
canción, de nuevo compuesto por el dúo Spinetta/Martí. Una hermosa balada
predominantemente a piano donde Luis Alberto canta a la vida y a sus constantes
cambios. Son con estas canciones que el disco empieza a bajar de intensidad
haciendo que incluso flojee, pero el nivel sigue altísimo.
Cierra el fantástico álbum “Casas Marcadas” la más larga y
más experimental. Cuando todo parece estar normal en la canción espiritual de
repente aparecen los sintetizadores, el eco y efectos que la vuelven algo
sombría. Un viento (el mismo del inicio) sopla mientras Spinetta empieza a
recitar y sonidos de sintonización de una radio lo interrumpen constantemente a
continuación, quizás ambientando el momento de crisis que se vivía en su país
en esos momentos por la guerra. Así culmina este disco indispensable para la
carrera del músico.
Kamikaze es uno de los mejores álbumes del Flaco, que pese que
algunos no lo recomiendan como el primer trabajo para escucharlo, yo sí, pues
se trata de único de su autoría que me encantó desde la primera vez que lo
escuché. Es acústico, pero te ofrece mucho más que un disco que lleve esa
etiqueta y sus letras son para formar un librillo de poesías.
Hoy que es el día de su cumpleaños, nada mejor que escuchar
al mejor artista que haya hecho rock en nuestro idioma, a el Flaco, el Capitan
Beto, Luis Alberto Spinetta, el genio o como quieran llamarlo, total, las
palabras no alcanzarían para describir a tan gran artista. Feliz 68 años!.
Puntaje del disco
1. Kamikaze (8,5)
2. Ella también (9,5)
3. Águila de trueno - parte I (9)
4. Águila de trueno - parte II (9)
5. Almendra (9)
6. Barro tal vez (10)
7. ¡Ah!... Basta de Pensar (8,5)
8. La aventura de la Abeja Reina (9,5)
9. Y tu amor es una vieja medalla (8,5)
10. Quedándote o yéndote (8,5)
11. Casas marcadas (8)
Especial para: Escucharlo solo y sumergirte en el mundo Spinetta