“Cuando te devolví, pensé que solo te subirías y huirías, pero
todavía estás aquí, lo sé. Y cuando volví a llevarte, pensé que solo te
subirías y huirías. Pero todavía sigues aquí, todavía estás aquí. Y ahora todo
sale como yo quiero, y ahora todo sale como yo quiero. Se siente tan bien
tenerte de vuelta, mi amor. Estoy enamorada de nuevo, enamorada. Estoy enamorada
otra vez.” (Roxanne Clifford, Everything Goes My Way)
Entre las bandas menos pensadas que visitarán nuestro país
se encuentra la británica Metronomy de su incansable líder Joseph Mount. Este todavía
joven multinstrumentista (Tiene 35 años, pero ya lleva mucho tiempo en esto de
la música) había iniciado como baterista en varias bandas de rock durante su época
de colegio. Era su estilo preferido como cualquier joven de su edad, pero un
día, por medio de unos amigos descubre la música electrónica (la de Autechre,
no la de Tiesto) enamorándose de ella.
Fue allí donde realmente inició su carrera musical haciendo
remix de otros artistas y debutando con el disco experimental y electrónico “Pipe
Paine”(2006), uno en el que según el “solo trataba de sonar excitante”. Le
siguió “Nights Out” (2008) un disco mucho más rockero y bailable (maduro
todavía, hasta hoy lo seguimos esperando) que esta vez sí atrajo mucho la
atención de los medios por su loca propuesta casi netamente de dance instrumental.
Metronomy se hacía llamar la banda que formó Joseph, que
luego del arduo éxito que consiguieron con anterior trabajo estuvo a punto de
desintegrarse por la salida de su guitarrista principal Gabriel Stebbing. No
fue así, pues luego de unos meses fueron incorporados a la familia nuevos
integrantes, Gbenga Adelekan en el bajo y Anna Pior en la batería, personas que
se tornaron fundamentales para que el sonido de la banda cambiara
considerablemente.
Como una agrupación renovada Mount y los suyos tuvieron que
afrontar al fantasma del tercer disco, tirándose hacia el new wave y el pop electrónico,
sonido que los haría conocidos en el todo mundo con este “The English Riviera”,
donde se despojaron del sonido guitarrero para dar protagonismo a la magia de
sintetizador y a sus nuevas fuerzas: la batería y el bajo, que sonaban mucho más
seductores que antes. Así nació la música saltarina que te hace mover la cabeza
de un lado a otro que tanto nos gusta de ellos.
En la portada de este disco se pude ver una palmera de color
negro con un fondo que parece situarnos en la playa, cerca del mar. No pudo ser
más acertado ese grafico como caratula pues la música de Metronomy es ahora por
momentos oscura como el árbol, pero representa igualmente al espíritu veraniego
de sol y arena.
Al inicio del disco hasta podemos oír a las aves y las
embestidas de las olas en “The English Riviera”, intro que con unas cuerdas majestuosas
ponen un poco de suspenso hacia lo que se vendrá (es muy diferente a la intro
del disco anterior). Inmediatamente pegada se escucha las líneas del bajo,
luego de la guitarra, los sintezadores y la batería como presentándose en la
imponente “We Broke Free” un número medio blusero tipo The Black Keys en donde
la voz principal de la banda “agradece a Dios por ser suyo todo el oro”. Va
subiendo de intensidad hasta convertirse en hard rock, algo solo sirve para
despistarnos sobre lo que vendrá, el disco no será tan ruidoso como la sección
final de la canción.
“Everything Goes My Way” es un hit instantáneo, una canción sobre
el enamoramiento que tiene uno en verano, con un compás que recuerda a la música
californiana de los 60’s y cuenta con la colaboración de Roxane Clifford en la
voz, siendo esta muy singular. Ya empezamos a bailar y dar palmadas moviéndonos
de un lado a otro mientras repetimos “love, i’m love agaaain” hasta terminar.
Apenas se va desvaneciendo la pista anterior y ya podemos oír
a lo lejos un rígido riff de teclados que se trata de nada más y nada menos que
“The Look” la canción más reconocida de la banda. El sintetizador repitiéndose constantemente
crea un clima hipnotizante y futurista que va acompañado por una letra que hace
honor a las ciudades de las costas marítimas inglesas. Sonó en los créditos finales
de la película española “Los amantes pasajeros”.
“She Wants” inicia de manera siniestra pero luego se va
irradiando de luz. Describe esa sensación de levantarse temprano a lado de la
persona amada, en un número funky pop agradable y placentero. “Trouble” es la
canción más bella del disco, una clásica balada europea de una intro de
guitarra de casi un minuto de desemboca en unos pesados bajos flotantes y que
recuerda un poquito a los Arcade Fire cuando se ponían cursi en sus primeros
años (La voz de Joseph es parecida a la de Win de hecho). Marion Cassan es el que
presta su voz vocoderizada en la sección media que parece salida de un robot
enamorado.
“The Bay” es la estrella del disco, un himno disco funk
festivo y alegre que habla de un lugar mágico que no es Paris, ni London, ni Berlin,
ni Tokio, ni Hong Kong, y donde la vas a pasar muy bien. Hacia el final
volvemos a tener un excitante climax por medio de un solo de guitarra, pero es
el bajo saltarín que gana esta batalla de estilos volviéndose irresistible en
esta canción.
“Loving Arm” nos trae de nuevo el sonido de las olas en el
primer número netamente electrónico que pese a su aire minimalista suena igual
de pop que las demás y “Corinne” es un tema que parece de los mismísimos Pixies
pasado (y remixado) por una discoteca a las una de la madrugada. Se nota que
los estribillos juguetones son la especialidad del Sr. Mount que aquí saca un “felicitado”,
porque el “I've got my heart tied up now with a boom and a bang, I'm not gonna
fire you again” es un monumento a la pegajosidad.
“Some Written”, 6 minutos de influencias brasileñas nos
habla de un hombre preocupado por no hacer lo suficiente para llegar hasta el
amor de su vida (o solo una “crush” como se dice ahora), cuyo final
instrumental sobrecargado es como una despedida del disco que inició también de
esa manera. Y digo despedida porque la última pista “Love Underline” desentona
un poco de lo que veníamos oyendo en el disco y es quizás la que más rememora
al anterior “Nights Out”, con esos teclados que parecen sacado de videojuegos
de arcade que también los tenía aquel trabajo.
“The English Riviera” del año 2011 es entonces lo que es, un
discazo, que puede no estar al nivel de otras obras magnas de la década pero
que fue muy importante para el pop de aquel año que pasaba por una profunda
crisis de calidad (Lady Gaga era la única que dominaba y Carly Rae Jepsen recién
nacía, después poco y nada), entonces tuvo que darse una transición para que
las bandas “indie” así como Foster The People en Estados Unidos o Metronomy en
Reino Unido dieran el golpe de remo para que las bandas alternativas también tengan
sus espacios en las radios.
Es una gran colección de buen pop desde el principio hasta
el final, aunque hay que reconocer que las 2 últimas pistas no mantienen el
nivel de las otras 10, pero incluso algo así es difícil de encontrar hoy en día
(otra crisis, pues el trap es el nuevo pop). Fue también el disco de transición
de Metronomy; en sus siguientes trabajos ya no nos encontramos con la misma sorpresa
que con este, y hasta podemos escucharles parodiarse a sí mismos sin sonrojarse.
Conclusión: “The English Riviera” marco a muchos jóvenes que
como yo que se iniciaron en el mundo del “indie pop” a partir de esta década, es
por eso que el reconocimiento de ser uno de los discos de los 2010’s no hay
duda que se lo merece.
Puntaje del disco
1. The English Riviera (-)
2. We Broke Free (8,5)
3. Everything Goes My Way (9)
4. The Look (9,5)
5. She Wants (8)
6. Trouble (8)
7. The Bay (9)
8. Loving Arm (8)
9. Corinne (8,5)
10. Some Written (7,5)
11. Love Underlined (7,5)
Especial para: Un atardecer en la playa bebiendo una
limonada/el soundtrack de un amor de verano