“La mujer dentro de cada uno no quiere más silencio. Sí, la mujer dentro de mí se ya cansó del pretexto. La mujer de dentro de casa se fugó de su texto. Ella va a salir de dentro de cada uno, la mujer va salir, y va a salir de dentro de quien sea, porque la mujer es usted” (Elza Soares, Dentro de Cada Um).
Fantástico, maravilloso y monumental… estas son las tres palabras que elegí de una inmensa cantidad que se me vino a la mente para describir a este tremendo discazo la primera vez que lo escuché. A Elza Soares ya todos la conocemos (y si no, deberían) pues se trata de una de los pilares de la música brasilera y posiblemente la única artista a nivel mundial que alcanzando la edad de los 87 años sigue vigente para oído joven de nuestra generación (Leonard Cohen murió a los 82 y ya no hacía precisamente “música jovial” en sus últimos años).
Su carrera se inició en los años 50, cuando inmediatamente luego de participar en un show de televisión impresionó al público por su potente voz, talento que la acompaña y hasta hoy en día la hace reconocible apenas escuchamos algunas de sus canciones. Incursionó en la Samba, Bossa Nova y la MPB haciéndose famosa por todo el mundo y se casó con el fallecido astro del fútbol brasileño Garrincha. Su vida sin embargo fue durísima (ya queda a su cargo investigar sobre ella) pasando muchas adversidades que gracias al canto se mantuvo motivada a seguir adelante.
Luego de más de 70 años de música, cuando parecía que su carrera llegaba a su fin, un dúo de compositores, Romulo Fróes y Alice Coutinho, van junto a ella y le presentan una canción que titularon de manera provisoria “A Mulher Do Fim Do Mundo” cuya letra estaba inspirada en la vida de la cantante y de la cual esperaban su aprobación. Fue allí cuando se dio el encuentro de dos mundos, la nueva generación rockera de Brasil y la vieja Escuela representada por la señora Soares entraron en conexión para luego crear la obra maestra que fue el LP del mismo nombre en el año 2015. Un trabajo que reivindicaba a la mujer por medio de ritmos de samba, rock y electrónica combinados de manera exquisita.
Bien, volviendo al presente, ahora ya pasaron 3 tres años de aquella gran hazaña para la música brasilera, y bien que se pudo notar impaciente a la gente a comienzos de este 2018 cuando se anunciaba el sucesor del disco con la inscripción “ELZA” en la portada estaba por llegar (quizás la impaciencia también por el mundial de Futbol es la causante ¿no?). ¿Qué nos traería la nueva reina del rock en portugués? ¿Acaso el anterior trabajo se trató nada más de algo fortuito que sólo el destino lo quizo así y que a estas alturas sería insuperable?
Este viernes 18 de mayo cayó el disco hasta nuestros oídos y sí, es otra obra maestra. Conste que los sencillos me dejaron un poco frío al principio, no los supe digerir con el tiempo pero ya en el álbum, estando cada uno en su lugar todo sonó perfecto. Incluso, la primera que lo escuche apenas acabó la última pista ya pronuncié (no sé a quién ya que me encontraba completamente solo) “Señores, tenemos un nuevo clásico del Brasil”.
Puede que sea por el hype de 4 días, pero hasta le veo algunos aspectos que la vuelven más disfrutable que la “Mulher Do Fim Do Mundo”. Es que aquel trabajo sonaba obviamente más experimental, tenía un ambiente más “dark” por momentos y el tema central indudablemente era la mujer, mientras que este es un disco mucho más abierto, tanto musical como líricamente, mas alegre y festivo, donde no hay mucha experimentación, pero sí más fusión de estilos y que trata temas mucho más amplios como la política, religión, el feminismo y la educación. Es como si la intención de los músicos en este trabajo fuera superar la vara alta que se dejó aquella obra maestra y como veremos a continuación en el aspecto de disfrutar más de la propuesta se logró.
El disco se abre como era de esperarse, con un temazo. Golpes de percusiones por parte del Bloco Os Capueira que nos irán acompañando en todo el trayecto y como no, el “a capella” característico de doña Elza en la monumental “O Que Se Cala” que aparece ante nuestros auriculares para deleitarnos con sus riffs tribalistas contagiantes a cargo de trompetas al igual que el sintetizador y la guitarra del señor Kiko Dinucci, otro prócer del rock brasilero contemporáneo participe del rejuvenecimiento del estilo, otra pieza calve en el trabajo. La canción habla sobre temas como la globalización y las relaciones entre países acentuando que “nuestro país, es nuestro lugar de habla”.
“Exu Nas Escolas” por medio de un beat discotequero que luego se vuelve un garage-rock bailable en cambio nos habla de la educación en el Brasil, donde se la pasan omitiendo enseñanzas sobre creencias afro-brasileras en las escuelas religiosas. Con la ayuda del rapero Edgar que pronuncia un discurso con varias referencias y símbolos de la cultura negra la pista es desenfrenada, seductora y tiene algo de alma revolucionaria a la vez, sin olvidar el estribillo exaltante.
En tercer lugar, tenemos al indiscutible hit del disco “Banho” compuesto por la reconocida cantautora Tulipa Ruiz, todo un himno sobre metáforas sexuales hacia diversos líquidos comandado por un riff de sintetizador sugerente y provisto de una producción impecable que la convierten a candidato serio a canción del año (pese a no gustarme al principio, dentro del disco sí que suena fascinante). Le sigue “Eu Quero Comer Vocé” con un rock burlesque a más fiel estilo de “Los Hermanos” como su título lo indica habla sobre la seducción, pero desde un punto de vista que no es precisamente buscando recibir a cambio amor. Otro magnifico tema de pomposa instrumentación.
“Lingua Solta” calma las aguas con una balada especial para que las cuerdas vocales octogenarias de Elza Soares se luzcan mientras de fondo la guitarra chillona de Dinucci y unas flautas le marcan el camino a seguir a unos arreglos de cuerda elegantes que marcan presencia en la canción. “Hienas Na TV” siguiendo por la misma estética la lleva a nuestra mujer del fin del mundo hacia lo que siempre le sentó bien, la samba, en un tema que critica ácidamente a los medios de comunicación con bastante dramatismo.
“Clareza” (que intro de bajo más bueno, puede que algo así era lo que estaban esperando 5 años los fans de Arctic Monkeys y que no les llegó) es un rock alternativo tan reconfortante, tan ensoñador con tantas cosas resultonas que conquistarán hasta a el más reacio a aceptar que una abuela rockea mejor que él y “Um Olho Aberto”, uff… es picardía pura, mezclar el saxo con la guitarra así para una intro tan pegadiza para luego encausar hacia un estribillo muy St. Vincent y rematar con un final excitante es de grandes mentes. Este dúo de pistas es la parte más moderna del disco, que llega luego de haber pasado por estilos más convencionales, y hacer eso es un sí gigante.
“Credo” vuelve a meter leña al fuego al tema de la religión, y no, lo que escuchamos luego del estribillo no es Sepultura, pero bien que podrían ser tranquilamente. Tiene un coro bastante pop y quizás es la única pieza a la que podemos añadirle la etiqueta de pop en el álbum (junto a la de heavy metal ¿no?). El final como es de esperarse es para destruirlo todo sin importar nada.
Llegando ya a la última parte del trayecto tenemos a “Dentro de Cada Um”, el himno feminista del disco, el que motiva encontrar a la mujer luchadora por sus derechos que todos tenemos dentro. Destaca principalmente por sus percusiones que por lo que se puede oír son numerosas, al igual que la labor de la guitarra que recuerda vagamente a los Metá Metá, agrupación archiconocida comandada por el responsable de las “las violas” aquí.
El tema de cierre es el single “Deus Há De Ser”, que lo hace por medio de un frenético redoble de baterías mientras bases industriales se van intercalando poco a poco. Una canción que nos dice que “Dios es una mujer”, una fina y muy linda y que tiene el poder de dar la vida y de transformar al niño en hombre, sólo hace falta hacérsela saber a ella. Y como todo disco de rock debe tener su despedida triunfal, así como en los grandes conciertos aquí se llega a un momento de éxtasis representado al tocar todos cada vez más fuerte y en sintonía los instrumentos hasta llegar al más profundo silencio, que se puede notar perfectamente con el eco de la voz final que se va esfumando. El nuevo trabajo de Elza se fue.
“Deus E Mulher”, el disco número 33 de Elza Soares está lejos de decepcionar a las expectativas que se fueron creando en torno a él. Es un trabajo no solo para escucharlo sino también bailarlo, una obra de arte del nuevo rock brasilero con un estilo más ecléctico y de show para la artista que vuelve a tragarse cualquier instrumental del disco con su personalidad al micrófono.
¿Es mejor que el anterior? Todavía es debatible, pero de entre los dos, si lo que quieres es pasar un buen rato de ánimo, elige este. Y Ah! cuando nos pregunten en el futuro cual fue la rockera representativa de Brasil en nuestro tiempo, nos dará un gusto enorme ver la cara de sorprendidos de esa gente cuando digamos “una abuela de 87 años” (verdad que sí)…
Puntaje del disco
1. O Que Se Cala (9)
2. Exú Nas Escolas (9)
3. Banho (9,5)
4. Eu Quero Comer Você (8,5)
5. Língua Solta (9)
6. Hienas na TV (8)
7. Clareza (8,5)
8. Um Olho Aberto (9)
9. Credo (8)
10. Dentro de Cada Um (8)
11. Deus Há de Ser (8,5)
Especial para: No preguntes, sólo gózalo.
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