"E comió por fin tierra, ya es el tiempo. Ya no hay miedo, que la marcha arranque y que el llanto acabe, que se moje la madera con la cruz de mis hermanos. Los caídos se levantan los que aquí murieron. Ignoro por tanto la réplica que habrá de traerme vuestra inservible canción" (La marcha de los 150.000.000, Enrique Falcón).
La unión hace la fuerza ¿Qué frase más repetida no? pero ante esta situación no podía quedar mejor. Porque es una fuerza descomunal, un poder enorme lo que transmite el resultado logrado de la fusión de dos de los más grandes artistas de España en los últimos años y de géneros musicales muy dispares.
Toundra es una banda de rock instrumental, o si prefieren, post rock que ha hecho ruido en la última década en Europa y que destaca por su sonido bien pesado. Niño de Elche un cantaor (es así como llaman a los cantantes de flamenco en España) y poeta que gracias a su experimentación ha vuelto a hacer resurgir el interés por la música andaluza en su país.
Juntos forman el grupo Exquirla, cuyo sonido sería casi una combinación de los dos estilos mencionados, nada más que estos están tan bien conectados y la música esta tan bien hecha que su resultado parece nunca antes escuchado, de hecho es difícil encontrar otro grupo que suene igual a ellos actualmente. Aunque parezca imposible para nuestros tiempos, tal parece que estos dos artistas fusionados han creado un sonido propio que no es flamenco, no es rock progresivo, no es post rock, no es heavy metal, sino simplemente arte, en donde la poesía y pasajes musicales se mezclan perfectamente.
Y la obra en cuestión que comprueba esta maravillosa innovación es éste “Para quienes aún viven” publicado a principios de año y que ya ha tenido fuerte repercusión sobre todo en el mundo de la internet (de momento esta ubicado en el puesto 46 de los álbumes mejor puntuados en rateyourmusic). Eso se debe al sonido universal que el disco posee, que cautiva inmediatamente pese a que nos seas muy devoto de la música que se hace en la madre patria.
Sólo ocho canciones, en las que 3 no sobrepasan los 3 minutos y las restantes duran como mínimo 9, bastan para crearnos un sublime viaje hacia el mundo que los muchachos de Exquirla nos proponen con sus distorsiones y potentes piezas experimentales que pese a ser muy alargadas ni se notan cuando las escuchas, como se dice, “de un tirón”.
El viaje se inicia con “Canción de E”, de una guitarra tocada casi con furia e incesantemente y una batería que se aproxima lentamente y va subiendo poco a poco en intensidad como si de una bestia enorme el cual su poder se está incrementando se tratase. Mientras tanto se oye unos versos recitados por el poeta valenciano Enrique Falcón, cuya obra “La marcha de los 150.000.000” inspira y da forma a las letras de este álbum (Algo parecido a lo que hicieron los Jaivas con Las Alturas de Machu Picchu de Pablo Neruda). La pista finaliza con un sorpresivo instrumental brillante acompañado por las armonías vocales iniciales de Niño de Elche de fondo, como si estuviera calentando para lo que vendrá.
Las guitarras distorsionadas apaciguan las aguas y traen de nuevo la calma en “Destruidnos Juntos” y ya tal parece como si la escena de una película estuviéramos viviendo. Entre tanta atmósfera misteriosa creada aparece de repente una guitarra folk imponiendo un ritmo cabalgante acompañado por potentes percusiones como si estuvieran limpiando el camino para el Niño haga su aparición triunfal. Todo sigue tan calmado hasta que el cantaor pronuncia un “Por que nada sé de ti...” y la cosa se pone más heavy para el delirio de tus oídos. A continuación la intensidad vuelve a bajar en una fase instrumental llena de sentimientos y solos de guitarra hasta que se vuelve a retomar la furia para finalizar con ella. Genial ¿no?
Al instante comienza “Hijos de la Rabia” manteniendo todavía el concepto lírico de las dos primeras canciones pero con un sonido mucho más cinematográfico (golpes tribales, ambient). Destacan especialmente las baterías que parecen como si fuera un gigante que estuviera tocando unos tambores (también gigantes). A partir del minuto 4 la canción adquiere un aire más clásico (¿Cómo balada metal de los noventa?) con otro solo de guitarra celestial alargándose hasta los últimos segundos del minuto quinto en donde la pista vuelve a ser lo que era antes. Una mezcla de música egipcia y flamenca en la voz líder de Exquirla.
Arpegios de guitarra ponen un punto intermedio al disco con “Interrogatorio” que suena bastante parecida a alguna que otra pieza del debut de The xx. Es corta y sencilla pero el descanso era necesario y esta pista funciona a la perfección, pues todavía no caemos en cuenta que lo mejor todavía esta por venir.
Cuerdas de violines frotándose junto una música mucho más tribalesca, como si estuviéramos frente a un ritual o procesión indígena es lo que escuchamos en la intro de “El grito del padre”. Ahí vuelve a marcar presencia esa nostálgica guitarra como acompañando todo el proceso mientras Niño de Elche hace gala por primera vez de su voz mas melódica y potente como protagonista (y no usada de fondo) en una interpretación llena de sentir, así como lo requiere la letra, repitiendo incesantemente “De que hablan las escrituras, sino del poder de los cuerpos”. En su final es como si el mismísimo Apocalipsis (que debía de ser ayer, por cierto) estuviera pasando por tus oídos. Hasta se pueden oír unos espíritus yendo de aquí para allá al culmino de esta interpretación.
La pista más acústica (por los rasguidos de guitarra), más diferente, sencilla y que más me llegó a emocionar del disco es "Contigo” de unos claros aires parecidos al sonido “The Cure” pero interpretado obviamente por un cantaor. La única pieza de amor como tal en el disco que de igual manera desprende un sentimiento de derrota y desesperanza. Ya lo dice la letra. “Tengo el recuerdo profundo contigo, de haber soñado juntos en un mis mimo mar...”. Las armonías vocales que aparecen en cierto momento y que describen el sufrimiento del vocalista sinceramente te parten el alma.
El temazo del disco y penúltimo de esta obra se llama “Un hombre”. Esta canción habla sobre efectivamente un hombre que esta siendo torturado y que se encuentra a punto de morir, sin embargo éste permanece sin decir ninguna palabra (posiblemente la razón por la que lo estén masacrando). El suceso sigue inspirado en la obra de Enrique Falcón pero esta vez, es cuando la cosa parece mucho más un relato, y eso te deja atrapado.
En cuanto a lo musical es excelente, tiene la intro mas reconocible y cautivante del disco que hace como si se dibujara y pintara el cuadro de lo que esta pasando. Los subidones que tiene son de nuevo enormes y para colmo, sí, para colmo, luego de un impecable solo de guitarra en la última sección que es sencillamente de lo mejor que podemos escuchar en todo el año, Niño de Elche lanza un grito imposible, el grito de los gritos, el grito maestro que cierra de manera espectacular la canción.
-Yo: Computadora defenderme perfección...
- Computadora: El grito de Niño de Elche en “Un Hombre”... ¡Qué esperas para escucharlo! Suena fantástico,
Para el cierre tenemos la portentosa “Europa muda” que es sus mas de 10 minutos nos lleva tanto al cielo como al infierno, al éxtasis como a la relajación. La guitarra a lo “xx” aparece de nuevo como esporádicamente lo hizo en todo el disco hacia el minuto 6, para impregnar de dramatismo la pieza final que entre distorsiones se desvanece para dejarnos con una boca bien abierta por el disco que acabamos de escuchar.
“Para quienes aun viven” es ese perfecto soundtrack del fin del mundo que prepare ayer con ansias pero al final nada ocurrió. Es un mundo sin igual hecho disco, una película enorme que mezcla a la perfección el flamenco, la poesía, el rock pesado y el progresivo. Es diferente a El Patio de Triana, a La leyenda del tiempo de Camarón, a las Alturas de Machu Picchu de Los Jaivas o al mismísimo Omega de Enrique Morente y Lagartija Nick, pese a usar elementos parecidos y eso ya es un gran logro.
De esos discos que desde la primera escucha están llamados a ser clásicos y desprenden una potencia sin igual en el rock cantado en español de al actualidad, lo que lo convierte en una rara avis que puede ser disfrutada por propios y extraños al idioma.
Un discazo y nada más que decir.
Puntaje del disco
1. Canción de E (9)
2. Destruidnos Juntos (8,5)
3. Hijos de la Rabia (9)
4. Interrogatorio (8,5)
5. El Grito del Padre (9)
6. Contigo (9,5)
7. Un Hombre (9,5)
8. Europa Muda (8,5)
Especial para: Esos viajes largos en autobús, pero tienes que estar con los ojos cerrados para adentrarte al mundo / Escucharlo bien fuerte cuando el fin del mundo llegue.
Muy buena reseña, anoche escuché el disco y hoy empecé a buscar información. Gracias.
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